Esta es una historia que podría pasar en cualquier circo del mundo y en cualquier momento. Si encuentras algún parecido con la realidad, sólo es efecto de tu imaginación. Los animales que salen en esta historia, junto con el enano sin cuello de las barajas. Además de ser irreales no han sido maltratados en ninguna escena.

HABÍA UNA VEZ UN CIRCO🎪

Había una vez un circo muy famoso llamado «El Circo La Fuerza de la Naturaleza». En él, trabajaron artistas de todas las disciplinas en paz y armonía durante mucho tiempo. Los trapecistas, los malabaristas, los payasos, los domadores de animales, todos compartían una pasión común: ofrecer el espectáculo más asombroso que jamás se hubiera visto. Sin embargo, la historia de este circo tiene sus altibajos, y su mayor desafío vino de donde menos lo esperaban.

El dueño del circo, un hombre sabio y generoso, tenía la costumbre de elegir un nuevo payaso cada dos años para que asumiera la responsabilidad de ser el jefe de pista. Durante los primeros años, todo transcurrió sin problemas, y el circo continuaba siendo un éxito. Sin embargo, al pasar el tiempo, el proceso de elegir al nuevo jefe de pista empezó a traer consigo ciertos problemas.

A medida que pasaban los años, los artistas de diferentes disciplinas empezaron a mostrar interés en el puesto de jefe de pista, no por vocación, sino por el poder y los privilegios que implicaba. Algunos de ellos, como el hipopótamo del circo, se convertían en los aliados de los payasos que eran elegidos para ese puesto, ofreciéndoles su ayuda y apoyo mientras, tras bambalinas, saboteaban a los demás artistas. Aunque todos aparentaban ser grandes amigos, muchos de ellos hablaban mal del payaso en cuestión mientras que, en privado, se alzaban como sus aliados para obtener favores.

LLEGA EL ENANO SIN CUELLO DE LAS BARAJAS

Con el paso del tiempo, el dueño del circo, ya algo mayor, tuvo que tomar una decisión difícil. El último payaso que había contratado para ser jefe de pista decidió jubilarse, y no quedaban muchos payasos disponibles para tomar el puesto. En ese momento, el dueño del circo se vio obligado a contratar a alguien que nadie había considerado antes: un enano conocido como «El Enano Sin Cuello de las Barajas».

Este peculiar personaje había ganado su apodo debido a su extraña apariencia: no tenía cuello, lo cual era una característica física que no pasaba desapercibida. Además, era un experto en trucos de cartas, una habilidad que utilizaba para embaucar a los demás. El enano llegó al circo como una figura misteriosa, con grandes promesas de hacer prosperar el circo, pero lo que nadie sabía era que sus verdaderas intenciones eran muy diferentes.

El Enano Sin Cuello de las Barajas no tenía idea de cómo funcionaba un circo. Su conocimiento sobre los números y la organización era nulo. Sin embargo, sabía cómo mentir y manipular al dueño del circo. Se atribuyó logros y soluciones que en realidad pertenecían a los artistas experimentados del circo, y gracias a su habilidad para manipular al director, rápidamente se posicionó como el nuevo jefe de pista. A pesar de su falta de experiencia, su astucia y su capacidad para embaucar al dueño del circo le aseguraron el control de la dirección.

SE LE ABRIÓ EL MUNDO AL ENANO SIN CUELLO DE LAS BARAJAS

El Enano Sin Cuello de las Barajas, tras ser nombrado jefe de pista, empezó a tomar decisiones que rápidamente comenzaron a afectar al circo. No comprendía la importancia de cada función ni el valor del trabajo en equipo. A pesar de ser un hombre pequeño, su ego creció desmesuradamente, y comenzó a imponer reglas absurdas, como decirle a los trapecistas con 15 años de experiencia cómo realizar su trabajo, cuando ellos ya lo hacían perfectamente. Esto causó una serie de errores durante las funciones que afectaron la calidad del espectáculo.

Pero lo peor vino cuando el dueño del circo, después de muchos años de arduo trabajo, decidió retirarse a una merecida vida de descanso en la playa. Al irse, dejó al Enano como único intermediario entre él y el resto de los artistas, lo cual le dio más poder y libertad. El Enano empezó a inventar historias sobre situaciones que nunca había resuelto, haciéndole creer al director que el circo funcionaba bien, mientras en realidad todo se desmoronaba poco a poco.

GRACIAS A LOS GRANDES ARTISTAS QUE TENÍA EL CIRCO SOLVENTABAN LOS PROBLEMAS DEL ENANO SIN CUELLO DE LAS BARAJAS

A pesar de la mala gestión del Enano, los artistas del circo, con años de experiencia y dedicación, lograban mantener el espectáculo a flote. Aunque las decisiones del Enano provocaban caos y tensión, los trapecistas, los malabaristas, los payasos y los animales seguían realizando su trabajo con profesionalismo, sin que el público notara gran diferencia. Sin embargo, en el interior del circo, la atmósfera comenzaba a tornarse tensa.

El Enano continuaba afirmando que las crisis eran culpa de los artistas, mientras que él se jactaba de que había tomado medidas correctivas. Sin embargo, los problemas solo empeoraban, y muchos de los artistas empezaron a darse cuenta de que trabajaban más que nunca, pero seguían cobrando lo mismo o menos que aquellos que apenas realizaban funciones. La moral de los trabajadores del circo comenzó a decaer, pero el Enano, con su actitud arrogante, seguía disfrutando de su posición de poder.

¿QUÉ SERÁ DE LA CULEBRA Y LA VENTRÍLOCUA?

Mientras tanto, algunos de los artistas más siniestros, como Azzera, la malabarista conocida como «La Culebra», y Juana, la ventrílocua, se aliarían al Enano para mantener sus posiciones privilegiadas. Azzera, conocida por su habilidad para manipular a otros artistas con sus palabras dulces y sus acciones traicioneras, era capaz de sembrar discordia entre los compañeros, mientras que Juana, la ventrílocua, utilizaba sus habilidades para crear falsas impresiones, escribiendo informes negativos sobre los artistas y exagerando sus errores para favorecer al Enano.

A medida que pasaba el tiempo, la verdadera naturaleza de estos personajes salió a la luz. La «Culebra» y Juana manipulaban situaciones para obtener más favores, y sin importarle las relaciones que habían construido durante años, traicionaban a sus compañeros con tal de asegurarse un puesto junto al Enano. Los artistas que antes consideraban amigos, ahora eran solo piezas en el tablero de ajedrez del Enano y sus aliados.

CONSECUENCIAS DE TENER UN ENANO DE LAS BARAJAS EN EL CIRCO

Finalmente, la situación llegó a un punto de no retorno. El Enano, a pesar de seguir vendiendo mentiras al director, no pudo evitar que los problemas del circo se volvieran más evidentes. Los números ya no salían bien, los artistas se sentían desmotivados, y los animales ya no estaban bien alimentados. A pesar de los esfuerzos de los artistas, el circo comenzó a decaer. El Enano, que había llegado al puesto con grandes promesas, había destruido poco a poco todo lo que el circo había representado.

En ese momento, los artistas decidieron tomar las riendas de su propio destino. Al darse cuenta de que el corazón del circo no era el Enano ni sus trucos de cartas, sino la unión de todos los miembros del circo, comenzaron a trabajar juntos para recuperar lo perdido. El cambio no fue fácil, pero la fuerza de su unidad logró salvar al circo de su propia caída.

MORALEJA:

No contrates enanos con barajas haciendo trucos y vendiendo motos en tu circo. Si lo haces, te arriesgas a que destruyan todo lo que has construido. La verdadera fuerza de un circo no está en un solo individuo, sino en la unión de todos los artistas, en su trabajo en equipo, y en el respeto mutuo.


 

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